De nada sirve que hagamos nuestra parte, si otros no hacen la suya. Algunas veces nos sentimos así. Sentimos que recorremos una buena parte del camino, con las personas a las que ayudamos, el de la integración en nuestra sociedad de acogida. Personas voluntarias les enseñan a hablar y escribir, nuestro programa de familia e Infancia apoya a las familias y sus menores, la Agencia de Colocación facilita el acceso al mercado de trabajo. Y luego, la persona migrada, con «todos los deberes hechos» y todos los derechos ganados, se estrella con una burocracia injusta y no humana.
En esta linea, como miembros de la Mesa de Entidades de Solidaridad con los Inmigrantes, nos sumamos a poner el foco en el colapso, ya de varios meses, en las oficinas para tramitar las documentaciones necesarias para las personas extranjeras.