Dolors es una mujer de amplia sonrisa y agradable trato, directa y clara con quien es fácil conversar. Forma parte de La Casa Grande desde 1999, por ello pertenece a la Junta Directiva de la misma.
Actualmente es, además, voluntaria de recepción y tutora de cocina para las mujeres del programa de empleo. Era inevitable que más tarde o más temprano le realizáramos una entrevista.
¿Qué te llevo a ser voluntaria?
Tenía tiempo, demasiado tiempo libre y estaba pasando el duelo por la muerte de un familiar y quería mantenerme ocupada en algo que me hiciera sentirme bien, no llenar el tiempo porque sí.
¿Cómo conociste la asociación La Casa Grande?
La tenía cerca de casa, y comencé por llevarles ropa, hasta que un día decidí interesarme por lo que allí realizaban.
¿Qué te motivo a participar en su proyecto?
Tal y como te he comentado al estar cerca de casa u día entre y me interesé por su actividad.
¿Cuántos años llevas de voluntaria y por qué?
Llevo unos 14 años. Como he comentado antes estaba cerca de donde vivía, al principio éramos pocos, como una familia, pronto entré a formar parte de la junta directiva y a involucrarme cada vez más… sin apenas darme cuenta, porque lo siento como algo mío, como parte de mí.
¿Cómo influye el ser voluntaria en tú vida cotidiana?
De una manera positiva por supuesto. No quiero pasar por la vida sin hacer nada, sin haber hecho algo positivo y bueno. La mayoría de la gente piensa que ser una persona buena es no hacer mal a nadie, y sí, es parte de ello pero yo creo que ser bueno es también hacer algo por los demás, algo positivo, ayudar en alguna medida.
¿Cuáles son los retos de La Casa Grande en la actualidad y en el futuro cercano?
Creo que las claves son llegar a más gente y ser autosuficientes, es una pescadilla que se muerde la cola, pero el no estar siempre con el agua al cuello estaría bien.
¿Cómo animarías a la sociedad a que se hiciera voluntaria de La Casa Grande?
Pienso que ser bueno es hacer algo positivo por el otro, hacer el bien a los demás.