En La Casa Grande – La Unión hace la fuerza

Artículo de Ángeles Cáceres, publicado en el diario Levante-EMV el sábado 15 de mayo de 2010. Fotos de Abelard Comes.

 

EN LA CASA GRANDE La unión hace la fuerza

> El Proyecto de Orientación, Mediación Sociolaboral y Formación de Personas en Riesgo de Exclusión Social progresa de manera imparable con el impulso, apoyo y patrocinio de CAM Integra > Diversos cursos y talleres capacitan a los beneficiarios para afrontar por sí mismos, con garantías de éxito, el reto de la integración y la búsqueda de un trabajo.

Lo primero que se percibe al pisar la Casa Grande y entrar en contacto con su gente es el clima de confianza que reina en ella, la naturalidad con la que los beneficiarios de los programas se mueven de una parte a otra, asisten a una clase, participan en un taller, escogen unos pantalones en el ropero o acceden a Internet en cualquiera de los ordenadores para elaborar un curriculum o ponerse al día de las ofertas de trabajo.

Muchas trabajadoras de la entidad han crecido y madurado con la Asociación. Y también que desde que Jaime Barrón, presidente y representante legal de la Casa, está en el cargo «con remuneración espiritual exclusivamente, como el resto de la junta directiva y los voluntarios», se han duplicado los socios. Algo que supone una gran ayuda, porque toda colaboración es poca y todo trabajo se queda corto ante la ingente labor que se han propuesto llevar adelante.

Se tiene muy claro que el cometido de todos ellos es ayudar a las personas inmigrantes en situación de empobrecimiento grave, que si ya en tiempos normales sufren dificultades para integrarse y hasta, simplemente, para vivir, con la crisis actual ven agravarse su situación hasta extremos impensables. Por eso, sostiene que el apoyo de CAM Integra «supone, sencillamente, que se pueda mantener en pie este proyecto; sin ella se vendría abajo y nos sería imposible continuar». Asi, nos cuenta el éxito de los microcréditos a interés cero, cuyo aval es la confianza. Lo máximo que se conceden son 2.000 euros, aunque lo habitual es entre 100 y 200, que se suelen utilizar para pagar las tasas de los servicios de residencia (ya que hasta que los inmigrantes no cobren su primera nómina no cuentan con dinero en efectivo), para alquileres, especialmente la señal que les piden en los pisos, para hacer frente a retrasos en pagos, e incluso para unas gafas. Pronto, con el rodaje, aprendieron a distinguir a los buenos pagadores de los morosos, con lo cual en la actualidad los impagos prácticamente no existen.

Utilidad especial tiene el servicio de Ropero, que funciona en la Casa Grande desde hace 25 años recogiendo ropa y calzado y que de un tiempo a esta parte se ha ampliado con libros y algunos enseres varios. Al servicio tienen acceso las familias que llegan con carta de derivación de Servicios Sociales, Caritas, Cruz Roja, etc. Se ponen muchos filtros, para evitar por ejemplo la posibilidad de que alguien utilice esa ropa para venderla en un mercadillo, y está atendido por cinco personas voluntarias en distintos días y horas.

Carmen Paradells, profesora de español en la Casa Grande, este año apoya también en el ropero. Nos cuenta que los mismos voluntarios, mas los vecinos del barrio, llegan con los coches llenos de ropa, zapatos, mantas y hasta vídeos. Y hay muchas donaciones de libros, desde cuentos infantiles a obras de Aldous Huxley; una anécdota estimulante es la de las madres subsaharianas que piden cuentos en valenciano para sus hijos «para que aprendan esa lengua, que es la de aquí, al mismo tiempo que el español».

Y emocionante es el caso de un padre latinoamericano muy joven, casi un niño, cuya esposa está a punto de parir «y no sé qué se necesita pero no tenemos nada», se angustia. O el de la niña subsahariana de 15 años en 3º de ESO que llega del brazo de su madre, que se lamenta: ¡está embarazada!, ¿y ahora qué hacemos? La respuesta en ambos casos es la misma: ahora, os ayudaremos. Porque ésa es la tónica general: ayuda. Para inmigrantes magrebies, subsaharianos y latinoamericanos fundamentalmente, pero también para personas que provienen de la India y países del Este, entre otros.

En el Aula de Acceso Gratuito a Internet hay dos tutores españoles y uno senegalés, Bourama, en su día usuario de la Casa Grande. Él, y otros en su caso, saben que cuando ejercen de voluntarios ya no pueden ser beneficiarios, pero aún así renuncian a los beneficios y trabajan gratis: quieren «devolver parte de lo recibido aquí». En los ordenadores del Aula hay instalados dos programas, de alfabetización y de español, para que la gente pueda venir a practicar.

Un usuario, Sulayman Manneh de Gambia, nos cuenta: «Aquí recibo ayuda grande. Estudié albañilería y los 10 del curso encontramos trabajo: pero la construcción se ha caído. Aquí nos mandan a empresas, vamos gratis a bolsa de trabajo, colgamos ofertas nuestras. Yo trabajo en todo que hay, estoy solo aquí y mando dinero a Gambía para mi familia, que quiero traerla porque aquí hay más oportunidades. Tengo una hija de 17 años. Y tres hijos de mi hermano que murió y ahora son mis hijos, así tengo 4 a mi responsabilidad para pagarles estudios y sacar adelante».

Emeka Maduakulam, de Nigeria, lleva 3 años y medio en España; la familia sigue allí. Él busca la oportunidad de trabajar para seguir enviando dinero a los suyos, rastrea en internet, manda currfculums, hace cursos de informática y arriba el hombro en lo que sea: vendrán tiempos mejores, dice, y hay que estar preparado. También dice que a él el racismo no le ha golpeado pero a amigos suyos, sí; incluso la policía no los dejaba estar sentados en el parque.

Un ecuatoriano que se niega a dar su nombre (y menos su cara), dice; estoy años aquí y he tenido trabajos, ahora no. Me han ayudado en Casa Grande y otros sitios, ahora estoy con un curso de informática y he encontrado trabajo los fines de semana por Internet. En España tengo sobrinos pero mis dos hijos siguen en Ecuador; a veces me siento muy solo por no poder verlos. (Aunque no lo diga, es más que evidente; tiene problemas de documentación).


Apoyos como el de CAM Integra son imprescindibles para mantener en pie sin que se vengan abajo los proyectos


Sin papeles no hay trabajo y sin trabajo no hay papeles: es la pescadilla que se muerde la cola, el drama de cada día.


Los mismos problemas más o menos que Demba Cissokho, senegalés de 28 años, soltero, que con sencillez terrible cuenta: «Estoy en España 5 años y 7 meses. Vivo en Almassera, en Bon Repos un poquito fuera de Valencia, en cuartel del ejército abandonado, allí hay un montón de gente. Demasiado tiempo sin trabajo, desde 18 febrero de 2009. Y sin trabajo no papeles, y sin papeles no trabajo: ni novia puedo tener sin papeles. Casa Grande ayuda a mí, yo cuido de noche señor mayor que está operado y no poder solo hacer nada, cuando tumba cama ya no mover y yo hacerle todo. Mucha gente decirme «tú trabajar bien y te necesito, pero sin papeles no te puedo dar trabajo. En 2005 un montón de gente ganar papeles pero yo no, mala suerte».

Papeles: la tragedia de siempre. Hay quien los logra, pero igualmente el trabajo se hace de rogar. Ousmane ha hecho todos los cursos, está en el de inglés nivel 2 y tiene una inteligencia privilegiada; pero de trabajo, nada por ahora. En un alto del curso de alfabetización, Jorge Antolí, ingeniero técnico industrial prejubilado de Ford, trata de explicarnos lo que hace allí, y es fácil (o muy difícil): dar. Hace doblete, mañanas y tardes, con dos grupos diferentes. Enseña a hablar español, a leer y a escribir. Ahora, aparte de los de siempre, le llegan muchos alumnos de la India, hombres y mujeres. La necesidad es universal, y el ansia de progreso, también. Dice Jorge que cuando los alumnos encuentran trabajo y tienen cargas familiares avanzan más lentamente, porque no pueden asistir a todas las clases. No importa: en la Casa Grande cuentan con esos imprevistos, sólo se trata de apoyar un poco más. Pero aquí están dispuestos a hacerlo.
Siempre.


Los premios avalan la trascendencia social de este proyecto solidario

DATOS PARA CONSIDERAR

Beneficiarios, trabajadores y voluntarios comparten ilusión y esfuerzos para alcanzar juntos las metas

Durante el año 2009, este proyecto de Orientación, Mediación Sociolaboral y Formación de Inmigrantes en riesgo de Exclusión Social, apoyado por CAM Integra, recibió el Accésit en la V Convocatoria proyectos sociales, modalidad «Mejor Proyecto Solidario», y el Primer Premio de la II Edición de Premios de Participación Ciudadana de la Conselleria de Inmigración y Ciudadanía.

El nº total de usuarios/as del proyecto ha sido de 1.532 personas, de las que 970 acudieron por primera vez en 2009. Se gestionan 95 ofertas de empleo, insertándose laboralmente 59 personas, y se realizan 558 intervenciones de mediación y acompañamiento. 310 familias han sido beneficiarías del Servicioo de Ropero con ropa, calzado, ropa de casa y artículos de primera necesidad, se han hecho 18 donaciones de ropa y juguetes a entidades, reparto de juguetes a 195 niñas y niños de 91 familias, y reparto de bolsas de comida a 203 personas de 63 familias con carencias económicas. Se han realizado por usuarios/as 3.332 visitas, el Aula de acceso a Internet ha tenido 840 usuarios/as, y en estos momentos continúan en vigor 7 beneficiarios de Microcréditos.

Con respecto a los diversos Cursos y Talleres, ha habido un total de 289 alumnos/as, repartidos asi: 49 en Cursos de Alfabetización; 86 en Cursos de Español Inicial; 34 en Talleres de Español Medio-Avanzado; 53 en Talleres de Inglés; 63 en Talleres de Ofimática e Internet, y 21 en Cursos de Habilidades y Técnicas que fomenten el empleo. De enero a abril de 2010 se han atendido 557 personas, y de 42 ofertas de empleo gestionadas se han logrado 23 inserciones laborales.

Esto, que a primera vista parecen datos estadísticos fríos, lleva detrás muchísimas horas de esfuerzo y entrega y cantidades ingentes de confianza en las posibilidades humanas.

De las personas que vienen a trabajar aquí. pero también de sus empleadores y de la sociedad que, con mayores o menores reticencias, abre sus brazos para integrarlos. Asi, es interesante repasar esas 23 inserciones laborales, y constatar que de ellas 19 son mujeres y solamente 4 hombres. El reparto de funciones hace recapacitar.

Mujeres: 5 cuidadoras de personas mayores, internas; 2 empleadas de hogar, internas; 4 empleadas de hogar, externas; 7 empleadas de limpieza; 2 en Servicios de Ayuda a Domicilio. Hombres: 1 cuidador de personas mayores; 1 comercial; 1 recolector de campo; 1 empleado de mudanzas.

En la actualidad hay 7 ofertas de empleo en proceso de selección. Y es conveniente no olvidar que, si para los españoles estos son momentos de grave crisis, para los inmigrantes lo son mucho más.

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